El trabajo en SEO consiste en todo aquello que se puede hacer para conseguir que Google nos escoja como la mejor respuesta a las preguntas o búsquedas que hacen los usuarios y que son de una u otra forma, relevantes para la marca.
Normalmente, tiene dos patas especialmente diferenciadas pero que trabajan muy de la mano y que son el SEO técnico y el SEO de contenidos.
Está compuesto por aquellas acciones y trabajos que tienen un impacto desde la parte más técnica de web. Hablamos del cada vez mayor impacto de buenas prácticas en UX (Core Web Vitals), tiempo de carga, respuestas del servidor, redirecciones o problemas de indexación y otros.
Se ocupa de la creación de calendarios de contenidos, de la estructura de los mismos, los verticales a explorar, de los links internos y externos, de la creación de una KW Research (investigación de palabras clave), del correcto etiquetado a nivel de redacción y estructura así como incluso de la redacción de los artículos o creación de guías para ello.
Las dos patas anteriores no tiene mucho recorrido si no se trabajan desde una estrategia central que permita enfocar los objetivos de la marca. Este es el enfoque de bisiesto: empleamos el SEO como un canal más, siempre que el proyecto presenta oportunidades de captación de tráfico relevante a través de este canal.
Por ello, uno de los primeros trabajos al entrar a trabajar en una cuenta es la Auditoría SEO que, tras su finalización impacta en varios puntos y luego conlleva un seguimiento mensual.
No hay recetas para dos proyectos iguales, pero es importante revisar especialmente algunos puntos comunes en la primera toma de contacto con una marca o web en la que se va a tratar de sacar partido a la captación por el canal del tráfico orgánico.
Estos son: